Esta técnica es la más común para la colecistectomía simple en la mayoría de los países desarrollados. El cirujano realiza cuatro pequeñas incisiones (0.5 a 1 cm) en el abdomen a través de las cuales se insertan unos finos tubos o cánulas (puertos) por donde se introduce dióxido de carbono, un gas que se utiliza para inflar el abdomen y crear espacio. Este proceso permite que el cirujano pueda visualizar la vesícula biliar y el resto de la cavidad abdominal con mayor facilidad.
Se introduce un laparoscópio (lente cilíndrico o tubular que se conecta a una videocámara y fuente de luz) por otro puerto. Esto permite que el cirujano pueda ver dentro del abdomen en una pantalla o monitor. Luego instrumentos especializados son introducidos a través de los otros puertos para hacer la disección y extracción de la vesícula biliar.
El cirujano extrae la vesícula biliar a través de una de las incisiones, el dióxido de carbono se extrae de la cavidad abdominal a través de los puertos y luego estos se cierran con suturas. La cirugía suele durar entre 30 minutos y 1 hora.
El cirujano puede comenzar la cirugía de manera laparoscópica o mínimamente invasiva y podría ser necesaria la conversión a cirugía abierta o convencional en caso de dificultad técnica para realizar el procedimiento o a variantes anatómicas propias del paciente. La taza de conversión en personas jóvenes sin enfermedades de base es menor al 1 %.
La necesidad de conversión se da mayormente cuando:
• El paciente ha pasado por varios episodios de dolor agudo (colecistitis aguda)
• Tiene cirugías abdominales previas con grandes incisiones.
• Si es mayor de 65 años de edad.
• Tiene fiebre alta.
• Tiene la bilirrubina alta.
• Tiene enfermedades limitantes.